Gorka Narbarte, alumno de la promoción de 2007/2009 de Monlau Repsol Technical School, ocupa uno de los cargos de primer mecánico en el equipo ROKiT Williams Racing de Fórmula 1.
El irunés, de 30 años, es uno de los numerosos casos de éxito de los más de 3.000 estudiantes formados en la escuela barcelonesa a lo largo de sus 20 años de vida.
Monlau me dio los conceptos, la práctica y los contactos que me abrieron las puertas de trabajos sin los que probablemente no habría alcanzado la F1.
Cada año, de Monlau Repsol Technical School salen un centenar de especialistas recién graduados con el mismo sueño: dedicarse al mundo de la competición. Lo hacen seguros de que trabajar en las series que siempre han anhelado es posible. Son muchos los ejemplos que les llenan de fuerza y les dan el empujón necesario para empezar una exitosa carrera. Y es que, entre los más de 3.000 estudiantes titulados durante las dos décadas de vida de la escuela barcelonesa, hay muchos casos de éxito como el de Gorka Narbarte (13 de noviembre de 1988, Irún), que en 2016 comenzó en la F1 con Manor para, posteriormente, fichar por todo un histórico como Williams a finales del mismo año, con un puesto de segundo mecánico.
Es sólo el inicio de una carrera meteórica que no deja de avanzar, puesto que al final de 2017 fue ascendido y nombrado uno de los tres primeros mecánicos del conjunto de Grove. Todo ello, tras ser alumno de la promoción de 2007/2009 de Monlau Repsol, escuela a la que posteriormente se unió, primero a su proyecto deportivo y luego como docente, dada la experiencia que adquirió en su etapa de formación. Y todo por cumplir con su objetivo: dedicarse a aquello que le enseñó a amar su propia familia desde bien pequeño. Su padre, copiloto de rallyes, y su tío, piloto, le transmitieron una pasión que, tras su paso por Monlau, se ha convertido en toda su vida.
¿En qué consiste tu trabajo en Williams?
Soy primer mecánico en ROKiT Williams Racing. En total, en el conjunto somos tres primeros mecánicos. Gestiono la parte trasera de los dos boxes. Soy quien coordina a los mecánicos que montan los motores, cajas de cambios, radiadores y el departamento de Composites, que se encarga de los fondos planos, alerones y todos los elementos de carbono. Una vez que las sesiones están en marcha, trabajo más con el coche de Robert Kubica.
¿Por qué escogiste Monlau Repsol para formarte?
Lo vi como un puente para llegar a las metas que quería alcanzar. Y sin duda, considero la escuela como una de las mejores opciones para dedicarse al motorsport profesional.
¿Cuál ha sido la clave para cumplir tu sueño de llegar a la Fórmula 1?
La clave en mi camino a la F1 fue, sin duda, mi pasión por el motor. Estudiar en Monlau fue un paso muy importante en mi carrera deportiva ya que me puso en contacto con la gente que posteriormente me dio trabajo, y sin esos trabajos, probablemente no hubiera sido posible llegar a la F1. Ha sido fundamental.
¿Qué fue lo mejor de tu paso por la escuela barcelonesa?
Lo que aprendí gracias a los buenos profesionales que tiene la escuela y el material técnico. Mi formación fue un esfuerzo personal para llegar a las metas que me planteaba. Trabajé muy duro cuando estuve allí. Después de acabar mi formación seguí en la escuela como profesional y profesor. En mi época de docente llevé parte de los coches de carreras de la escuela y daba clases prácticas en las que enseñaba cómo hacer los reglajes de un coche, a trabajar de forma práctica con las cajas de cambio, diferenciales, set up. Daba las prácticas del temario que otros profesores impartían. Hicimos varios proyectos en los que los alumnos montaban sus propios monoplazas de Fórmula Renault y hacían test con ellos. Todo, para que vieran de forma práctica que todo lo que hacían en la nave repercutía en sus tiempos en pista de forma directa.
Precisamente, uno de los valores añadidos en Monlau Repsol es que todo el conocimiento teórico adquirido se aplica en la misma escuela con prácticas muy valiosas, ¿verdad?
Exacto. Cuando daba clases aplicábamos todo lo estudiado de una forma muy práctica y de esta manera los alumnos podían conocer cómo hacer reglajes diferentes, hacer mecánica preventiva de trapecios, subchasis y mucho más. Las prácticas que se realizan en las clases de Monlau son fundamentales para el desarrollo del aprendizaje. Pero, sobre todo, para ello se necesita tener la capacidad de ser humilde y aprovechar la oportunidad de aprender de sus profesionales y de las personas que tienes a tu lado, algo que los valores de la propia escuela también te enseñan.
En la actualidad, se entregan las becas Repsol, que premian a los 15 mejores expedientes académicos de motociclismo y los 15 mejores de automovilismo con el 50% del importe del último curso. ¿Qué opinas?
Es una buena iniciativa. En mi caso, yo acabé como el segundo mejor alumno de mi promoción y por ello me ayudaron en el segundo año. Un valor añadido son los contactos, ya que a través de las prácticas conoces a los distintos equipos, a los que si les demuestras tu trabajo y dedicación, pueden darte una opción de futuro.
¿Tan importantes fueron esos contactos?
Sí. Mi trayectoria empieza gracias a las prácticas que hice en la escuela. Conocí muy buenos equipos con los que trabajé, desde el karting hasta GTs, pasando por los turismos. Me enseñaron mucho a ser ordenado, metódico y responsable. Trabajé en Monlau como mecánico en sus diferentes modalidades. Fui responsable de uno de los coches de competición en campeonatos de España y Europa y lideraba la parte mecánica de taller en algunos aspectos. En mi paso por la escuela trabajé con Pepe Oriola. Posteriormente con los dos hermanos Oriola en el Europeo y Mundial de Turismos. Al utilizar en el Mundial un Chevrolet de la escudería inglesa RML, me dieron la oportunidad de trabajar para ellos. Así comenzó todo.
Y a partir de ahí, ¿cómo llegaste a la F1?
Después de unos años en el Mundial de Turismos, pasé al Mundial de RallyCross también como primer mecánico, donde posteriormente llegué a ser jefe de mecánicos. Gracias a la buena relación con el jefe de ingenieros en el Muncial de turismos, en 2015 me ofrecieron entrar en el equipo británico de GTs, con Dave Ryan, exdirector de operaciones de McLaren, pero ya había empezado la temporada y no pudo ser. A finales de ese año, Ryan se hizo cargo del equipo Manor Racing F1 y es así como llegué a la F1. Allí, me encargué de las cajas de cambio y la parte trasera del coche de Ocon. Como Williams nos suministraba las cajas de cambio, dio pie a que éste equipo me ofreciera un puesto de trabajo. Acepté a condición de unirme a ellos a final de temporada para no ser desleal al que me llevó a la F1. Entré en Williams como segundo mecánico. Hacía un poco de todo: interior de la caja de cambios, la parte exterior de la suspensión delantera, y lado izquierdo del cockpit y otras funciones. A finales de 2017, surgió una vacante como primer mecánico y conseguí el puesto.
Tras alcanzar tu objetivo, ¿qué le dirías a todos aquellos que quieren dedicarse al motorsport en un futuro?
Les diría que las metas que se propongan son alcanzables. Tan sólo tienen que trabajar duro. No rendirse nunca. Pero sobre todo, que aprendan todo lo que puedan y que aprovechen las facilidades que les da el tener el material técnico que hay en Monlau Repsol Technical School.