Los estudiantes de segundo curso de Mecánica de Competición de Automovilismo de Monlau Repsol Technical School han podido realizar la esperada práctica de monoplazas, en la que han visto rodar los Fórmula Renault 2.0 preparados por ellos mismos. El test, celebrado en el circuito tarraconense de Calafat, ha representado una merecida recompensa a varios meses de trabajo y les ha permitido poner a prueba, en condiciones reales de competición, todos sus conocimientos teóricos adquiridos.
Los futuros técnicos de motorsport han dedicado mucho tiempo a este apasionante proyecto y, en las aulas-taller del centro barcelonés, han ajustado y revisado pieza por pieza unos monoplazas que conocen a la perfección. Después de tanta entrega y con los upgrades correspondientes, por fin llegó la hora de verlos rodar en el circuito.
El sacrificio previo de todos los alumnos de último año de Monlau Repsol Technical School dio sus frutos, ya que los Fórmula Renault rindieron a un gran nivel sobre el trazado de Calafat. Los pilotos encargados de ponerse al volante fueron los jóvenes Mari Boya e Iván Pareras, durante una intensa sesión en la que los estudiantes trabajaron siempre bajo la supervisión y la tutela de sus profesores.
La jornada significó un duro examen para el alumnado, al encargarse de la compleja logística que rodea a un test de automovilismo, incluida la preparación de los boxes y, por descontado, la puesta a punto final de los vehículos. Una vez en pista, debieron velar por el buen funcionamiento de todas las piezas, especialmente de caja cambios, carrocería, chasis, frenos y dirección. Además, pudieron trabajar en grupos reducidos otros aspectos de vital importancia como el set-up, la adquisición de datos, los repostajes, cambios de neumáticos, comunicación con el piloto desde el muro o el cronometraje.
“Los estudiantes mostraron una actitud y una metodología de trabajo muy buenas ante todo tipo de situación. Han demostrado que están muy bien preparados para dar el salto al mercado laboral. La valoración de la práctica es muy buena y el claustro de profesores nos sentimos orgullosos de ellos”, valoraba David Simón, director de la División de Competición de Automovilismo de Monlau Repsol Technical School.
“Esta jornada representa la fase final de la formación para los alumnos de segundo; es decir, la validación de todos sus conocimientos y la comprobación del funcionamiento de los monoplazas que llevan tanto tiempo preparando. Todo ello, bajo el máximo nivel de exigencia, como si ya formaran parte de un equipo profesional”, declaró Kike López, coordinador de estudios del Área de Automovilismo de Monlau Repsol Technical School.
“Nos sentimos muy satisfechos de su trabajo y actitud. Nos han demostrado que serán unos grandes profesionales, después de aprender la metodología de Monlau Repsol Technical School. La valoración de la práctica es de diez, porque los coches han mejorado sus prestaciones, gracias al enorme interés que tienen los alumnos por aprender y superarse incluso en las complicadas condiciones actuales”, reflexionaba Kike López.
Alejandro Gracia, estudiante de segundo curso de Mecánica de Competición de Automovilismo, reconoció que “vivimos el test como si fuera un día de pista real, en el que cada uno tiene su función asignada, aunque vamos rotando en grupos reducidos para poder practicar todos los trabajos propios de un mecánico de competición. Esta jornada es la mejor forma de acabar nuestra formación porque nos permite aplicar todo lo aprendido en clase y nos sirve también a modo de despedida”.
Su compañero Isaac Otamendi agregaba que “se agradece salir de las aulas para practicar todo lo que hemos aprendido en Monlau Repsol Technical School y ver lo que nos espera en el mundo real a partir de ahora. Estamos muy contentos porque estas prácticas se disfrutan mucho y nos permiten estar en contacto con profesionales muy preparados. Te das cuenta de la importancia del trabajo en equipo”.
Durante la práctica en Calafat, también pudieron trabajar con un Cupra junto a los alumnos del Máster en Ingeniería de Motorsport. Fue un aliciente extra para los estudiantes de mecánica que están en plena recta final de su preparación y que muy pronto verán cumplido su sueño de ser profesionales del motorsport, gracias a la excelente formación recibida en Monlau Repsol Technical School.